Tus pensamientos te van a ayudar este año.

Lo que percibes con tus sentidos y lo que ocurre cada día influye muchísimo, y solo la dirección de tus pensamientos impulsara tus decisiones de intensidad emocional para ir a la acción.

Primero recuerda todos tus logros, todo aquello que hiciste bien y te felicitaron o te felicitaste. Vuelve a felicitarte, ya verás que emoción aparece inmediatamente.

Después valora todos los esfuerzos que hiciste para lograr aquello que no llegaste a lograr. Recuerda cuanto tiempo, energía, emociones y quizá dinero dedicaste para ello. Luego decide si seguirán siendo objetivos para este 2020 o si preferirás dejarlos ir y apuntar a otros.

Sobre los recuerdos de aquello que no llegaste a lograr ¿acaso solo dependía de ti? Si eran cambios en tu expresión emocional y conductas entonces si dependían de ti, pero si eran proyectos que implicaban otras variables entonces no dependía solo de ti. En cualquier caso: perdónate, eso significa acéptate como ser humano, muchas veces no se puede hacer todo, a veces se necesita de otros recursos y/o personas;  recuerda que lograste otros objetivos y puedes volver a emprender más. Este es un momento ideal para empezar a crear objetivos.

Ahora recuerda uno de tus últimos logros y pregúntate ¿Qué pensamientos me ayudaron a lograr eso? ¿Qué emociones sentía cuando pensaba así? ¿Qué acciones concretas realice?

Generalmente los pensamientos que te ayudan son aquellos que tienen “evidencia” es decir que pudieron probarse como válidos e impulsadores.

Pongamos un ejemplo de objetivos para el 2020: buscar otro trabajo, bajar de peso, empezar a hacer ejercicios, dejar el cigarro, mejorar la asertividad con la familia, aprender a tocar un instrumento musical, aprender a elegir pareja, descubrir en que quieres trabajar en adelante, empezar a estudiar….etc.

Si tu mente esta en: “es tan difícil que no podre, debo evitar lo que es difícil” te provocaras un desanimo (tristeza, culpa) por el contrario si empiezas a preguntarte: ¿Qué otros retos he afrontado y he logrado? ¿Qué evidencia hay de que lograr objetivos es fácil? ¿Qué aprendizaje he sacado de anteriores oportunidades? ¿Cómo quiero sentirme en adelante? ¿Con que ayuda cuento? ¿Qué me falta? ¿He medido cuanto tiempo, energía, emociones y/o dinero necesito para ello? ¿Cuánto quiero lograrlo?

Después de las preguntas vienen las respuestas que se podrían ordenar en pensamientos más o menos así: “Sé que hacer algo nuevo es difícil, si antes pude hacer cosas nuevas, hay altas probabilidades de que lo logre. Si otros lo han logrado, yo también lo intentare” “De toda experiencia se saca un aprendizaje” “Estoy dispuesta/o a invertir tiempo, energía, emociones y/o dinero para este objetivo” “Siempre aprendo algo nuevo de mí y de los temas relacionados a mi objetivo” “No me agrada que las cosas sean difíciles, pero puedo tolerar eso porque quiero recordar que puse todo de mi parte”.

Puedes reformular las preguntas y tener pensamientos impulsadores que partan de la tolerancia a la frustración y lleguen a provocarte la alegría al recordar que de ti depende hacer.

¿Qué pregunta te va a ayudar? Y ¿Qué pensamientos te van a guiar?

¿Qué me quieres estar contando en diciembre del 2020: que lo intentaste o que no lo intentaste?

Psicóloga: Adela Jara Del Águila

IPL

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