Estamos finalizando la primera década del SXXI y muchas cosas han cambiado en las diferentes áreas donde nos desarrollamos. Una de ellas es la Familia.

¿Los hijos piden más horas de permiso para salir? ó ¿las reuniones empiezan más tarde? ó quizá todo es igual que antes y los padres de los adolescentes actuales han olvidado lo que ellos querían a esa edad: guía y confianza para aprender a través de la experiencia.

Pero ¿Cómo confiar en los hijos con todos los peligros en la ciudad?, y sobre todo ¿Cómo confiar en ellos cuando no hay evidencia de actitud responsable ante diversas situaciones?

1) Los chicos adolescentes salen todos los fines de semana a bailar. ¿Cómo hacer entender a los padres que esto es normal?

Se ha preguntado usted padre de familia: ¿Cómo era usted de adolescente?…, si a usted le gustaba salir, entonces puede recordar aquello que no le gustó de la reacción de sus padres ante sus salidas y qué prometió hacer diferente el día que fuera padre. Y si usted era de los que no le gustaba salir, sería conveniente que recuerde que no todos los hijos son iguales, y no todos deciden imitar las conductas de los padres.

No existe un criterio clínico de “normalidad” ni de “anormalidad” respecto a las salidas a fiestas. Hay padres que saben negociar bien ese tema, y hay padres que se preocupan porque sus hijos no muestran el menor interés en salir a fiestas.

2) Se sabe que la clave está en la negociación, ¿qué sucede cuando ninguno de los dos (padre o hijo) quiere ceder?

Cada caso es diferente, pero imaginemos el caso de una familia en la que el hijo ha sacado buenas notas, ha demostrado buena conducta en el colegio y en las reuniones sociales, ¿Qué piensa el padre que podría pasarle a su hijo si sale?, ¿Cuáles de esos temores tienen fundamento? ¿Qué podría hacer al respecto?

Y si el caso es que los padres no han dado buen ejemplo y encima el hijo tiene bajo rendimiento escolar o académico. Aquí habría que tener en cuenta que mientras no se establezcan normas claras y mientras no se transmitan valores, la posibilidad de que el hijo repita la mala conducta vista en casa, se incrementa, ejemplo: si tiene un padre que abusa del consumo de alcohol.

En cualquier caso, cuando ninguno de los dos quiere ceder, es importante buscar ayuda profesional para aprender técnicas de Comunicación eficaz y negociación para llegar a nuevos acuerdos.

3) Cuando se sobrepasa los 20 años y se sigue teniendo el mismo problema, los padres suelen usar frases drásticas como «si no te gustan las reglas de esta casa, te vas», ¿esta es una solución?

De hecho no es la solución utilizar la amenaza. Siempre existen opciones, ¿Cuál es el objetivo del padre cuando dice eso?.

La “amenaza” tiene como objetivo imponer una norma, mientras que la “consecuencia” (antes llamada “castigo”) es el acuerdo sobre lo que ocurrirá luego de producida la conducta inadecuada. La consecuencia se informa previamente y ayuda al hijo a sacar aprendizaje de la experiencia.

¿Quién pone las normas en la casa?, diríamos que los padres cuando los hijos son menores de edad; luego es preferible entrar en el proceso de negociación informando las “consecuencias”.

Ejemplo: “si tienes buen rendimiento académico y ayudas en la casa a realizar tal cosa, el fin de semana puedes salir hasta tal hora”. Los acuerdos dependen de los valores de la familia y de las expectativas que estos tengan con sus hijos.

4) Pautas básicas para que ambos sigan cuando se trata de permisos para fiestas o ahora que se viene Halloween, y en celebraciones específicas.

Las pautas para cada familia son diferentes, tendrán que ver con los valores y costumbres que están transmitiendo y que quieren seguir transmitiendo.

No es lo mismo una familia donde se brinda el mal ejemplo del abuso de consumo de alcohol y las pocas ganas de trabajar, que familias donde el ejemplo está relacionado al control emocional y la búsqueda de conocimiento a través del estudio y del trabajo.

Por eso las mejores pautas provendrán de la respuesta a algunas de estas preguntas:

  • ¿Qué piensa de las actuales conductas de su hijo?, ¿Qué evidencia hay de conducta irresponsable por parte de él?, ¿Conoce al grupo de amigos con los que sale?, ¿qué ejemplos le dieron a su hijo? ¿transmitieron valores y costumbres de autocuidado?.
  •  ¿Qué teme usted que pase en esas salidas? ¿ha ocurrido ya?, ¿Cuáles de esos temores tienen fundamento?, ¿Qué podría hacer al respecto?
  • ¿Qué valores están transmitiendo actualmente a sus hijos?, ¿Cuáles quisieran modificar y cuales conservar?
  • ¿Qué desea que sus hijos comprendan cuando ustedes dicen que “no”?
  • ¿Cómo se siente ante la idea de aprender a Negociar nuevos acuerdos? ¿Qué retos enfrentan ustedes ante esta propuesta?, ¿Cuándo quisiera empezar a hacerlo? ¿Cuál cree que sería el aprendizaje?.
  • ¿Qué piensa usted que ocurre en o durante las salidas de sus hijos? ¿Qué de eso es cierto? ¿Cómo lo saben?, ¿le han informado sobre las “consecuencias” cuando incumpla un acuerdo?

Enseñar a los hijos con el ejemplo es la mejor influencia, ello incrementa las posibilidades de que incorpore los valores y costumbres que usted quiere transmitir.

Enséñele a su hijo a cuidarse: que no deje su vaso fuera del alcance de su vista, que tome taxi de empresa, que se mantenga en grupo, que no se involucre en peleas.

Consulte con un profesional para hacer sesiones familiares donde aprenderán o incrementaran sus habilidades de comunicación y negociación para llegar a acuerdos.

Adela Jara Del Águila
Psicóloga Clínica – Psicoterapeuta de Pareja y Familia
Versión revisada en Agosto 2016 de una Entrevista realizada para el Diario El Comercio, octubre 2009

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